Los derechos humanos,
en la dimensión utópica crítica del
Foro Social Mundial.

[Conferencia y diálogo impartido el día 28 de abril de 2008,
dentro del Seminario Permanente de Filosofía Nuestroamericana,
UACM, plantel Del Valle].

clip_image002

Miguel Ángel Rivera Ávila

Nuestro compañero y miembro del Seminario Permanente de Filosofía Nuestroamericana, compartió con nosotras y nosotros un trabajo académico acotado que ha realizado de manera ordenada, con fundamento y sustentando su postura sobre los derechos humanos. En la actualidad, Miguel Ángel cursa la maestría en Defensa y Promoción de los Derechos Humanos en la UACM, plantel Del Valle. Su trayectoria académica ha sido como periodista, literato, teatro, política y economía.

utopiaII De entre las motivaciones para presentarnos su tema, Miguel Ángel arrancó su charla alrededor del planteamiento de una pregunta: ¿es o no el ejercicio pleno de los derechos humanos una realización factible dentro de la utopía crítica del Foro Social Mundial? La respuesta a dicha pregunta es precisamente el artículo que nos presentó, siguiendo los objetivos de la asignatura Participación de la Sociedad Civil y Temas Selectos de Derechos Humanos, con fundamento en el programa de la maestría sobre Derechos Humanos de la UACM.

En cuanto al Concepto de Derechos Humanos, partiendo de la concepción crítica de éste, constituyen un producto cultural asociado, desde su nacimiento, a lo que Immanuel Wallerstein denomina como el sistema-mundo moderno. Según Miguel Ángel, pueden ser entendidos como la forma occidental hegemónica de lucha por la dignidad, manifiesta en “los intentos de los gobiernos occidentales por imponerlos a toda la humanidad como la única forma de acción social y jurisdiccional”.

Desde una perspectiva formal –recalcó Miguel Ángel- los derechos humanos se fundan en el principio de dignidad humana que son el “conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona que es indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada”. Por lo tanto, los derechos humanos tienen carácter jurídico, su titular es la persona, el bien que salvaguardan es el desarrollo integral del individuo y la instancia de reconocerlos y garantizarlos es el Estado. Ahora bien, de manera muy esquemática, los tres derechos humanos fundamentales son: 1) el derecho a la seguridad; 2) el derecho a la igualdad jurídica; y 3) el derecho a la libertad. A estos tres derechos se les considera como universales, inalienables, intransferibles, imprescriptibles, irrenunciables, integrales, interdependientes y evolutivos.

Por otro lado, Miguel Ángel confirma que hay tres generaciones de derechos humanos en la historia del mundo occidental. La primera corresponde a los Derechos Civiles y Políticos, los cuales protegen a la persona frente a cualquier autoridad y le permiten elegir o ser electo como autoridad. La segunda comprende los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en los cuales el fin consiste en lograr condiciones de vida dignas. La tercera es la que recoge los Derechos de los Pueblos, entre los que cabe mencionar la paz, el desarrollo, un medio ambiente saludable, solidaridad, autodeterminación y preservación de la naturaleza. De esta manera, los derechos humanos desde occidente se han venido desarrollando y formalizando jurídicamente, pero lo han hecho, según Miguel Ángel, al menos en cinco amplias contradicciones que señala el Dr. Joaquín Herrera Flores:

  1. Los derechos humanos han sido convertidos en lugar común de toda lucha contra la injusticia, la opresión y la exclusión. Los derechos se declaran universales, pero están dirigidos, sobre todo, a individuos particulares entre quienes prima una concepción reducida de libertad como “autonomía” (mi libertad termina donde comienza la del otro), y cuyas motivaciones básicas son –afirma Miguel Ángel- “encontrarse” lo menos posible y construir la menores y más débiles esferas de responsabilidad mutua para convivir. Principalmente, desde la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (1948), se observa una sucesiva continua y a veces sistemática de violaciones de los mismos.
  2. Desde su nacimiento como concepto “universal”, los derechos humanos han sido manejados con un doble rasero. De entre los ejemplos que mencionó Miguel Ángel, cabe mencionar: Olympe de Gouges, Olympe.De.Gouges quien presenta a la Asamblea una contra-declaración de derechos de las mujeres, donde exige que la Revolución las tenga en cuenta, es ejecutada públicamente. El gobierno del presidente chileno Salvador Allende es derrocado a sangre y fuego en 1973 por pretender aplicar los derechos del Pacto de Derechos Sociales, Económicos y Culturales. En el Golfo Pérsico, el gobierno de EUA apoya militarmente a las petro-monarquías que no cumplen, ni siquiera formalmente, las condiciones mínimas de democracia y derechos individuales. Muchas grandes empresas europeas se niegan a reducir sus emisiones de gases de infecto invernadero, mientras la Unión Europea impone “políticas de condicionalidad al desarrollo” a los países que “no cumplen” con la concepción europea-anglosajona de derechos humanos y “ambientales”. Por último, EUA invade Afganistán e Irak, donde ha matado más de un millón de persona en nombre de los derechos humanos.
  3. A las categorías iusnaturalistas de los derechos humanos, la modernidad occidental capitalista apareja una ideología metafísica del mercado que reniega de toda regla, norma o procedimiento que obstaculice su premisa: acumulación de capital, sin restricciones morales, políticas, sociales o culturales. El mercado –subrayó Miguel Ángel- se vuelve autárquico y generador de injusticias y desigualdades. En este marco, mientras prevalecen los derechos humanos individuales, los derechos sociales, económicos y culturales sufren una grave degradación. Ante tales contradicciones, nuestro ponente se –nos- pregunta: Si desde hace más de seis décadas la Declaración Universal “convive” sin demasiados conflictos con este tipo de mercado, ¿no serán los derechos humanos universales sus “compañeros de viaje”? ¿No será tan invisible la mano del mercado que se cuela en un concepto idealizado de los derechos humanos? En conclusión, los derechos humanos surgen y se despliegan junto con el modo de relaciones dominado por el capital, aunque sin fuerza para imponerse a éste.
  4. En materia de derechos humanos, como en otras áreas del Derecho occidental, se mantiene como “dogma” la prioridad del derecho sobre el bien, es decir, la prioridad de la norma jurídica y sus procedimientos sobre los proyectos vitales y valores que conforman la concepción de “vida digna”. Como bien señala Miguel Ángel, separar las luchas por los derechos humanos de las luchas por los bienes aplaza indefinidamente el cumplimiento de los fines que el derecho debe garantizar: conseguir un modo de satisfacción de las necesidades que tienda a igualar condiciones sociales, económicas y culturales entre todos los grupos de una formación social. Se observa una reflexividad especular: la condición humana se define por tener derechos como paso necesario para la dignidad, definida por tener derechos que garantizan los derechos previos a tener derechos. En conclusión –añade Miguel Ángel- el derecho pasa de ser un instrumento para instaurar procedimientos justos de acceso a los bienes, a ser un fin en sí mismo.
  5. Los derechos humanos pueden entenderse como productos culturales de un momento histórico, es decir, como una “reacción” funcional o antagonista a los entornos de relaciones que predominaban en el mismo. En otras palabras, dice Miguel Ángel, no son “naturales” sino una entre muchas otras formas posibles de reacción cultural, filosófica e histórica frente al mundo. En las concepciones tradicionales de los derechos humanos en la modernidad occidental, resalta la pretensión de constituir pautas éticas y simbólicas que todo mundo debe asumir. Se trata, en esencia, de un proceso ideológico, de un universalismo “apriorístico” que conduce a legitimar la “globalización” de un particularismo y dificulta o imposibilita acciones sociales alternativas en materia de derechos humanos.

FMS_Logo.MexicoEn materia de “utopía crítica” del Foro Social Mundial, Miguel Ángel nos habló de la particularidad de dicho foro el cual conjunta una serie de iniciativas de intercambio transnacional entre movimientos sociales, ONG’s y sus prácticas y conocimiento de luchas sociales locales, nacionales o globales, llevadas a cabo de acuerdo con la Carta de Principios de Porto Alegre, contra las formas de exclusión e inclusión, discriminación e igualdad, universalismo y particularismo, imposición y relativismo culturales, convocadas o posibilitadas por la fase actual del capitalismo conocida como globalización neoliberal.

Para Miguel Ángel, la utopía crítica del Foro Social Mundial afirma que No es posible controlar por completo la realidad ni como conocimiento ni como poder. Frente a los postulados de la globalización neoliberal, la apuesta por Otro mundo es posible, reclama la existencia de alternativas de varios mundos posibles, diseñado mediante una democracia radical y ética hacia la configuración de una globalización contra-hegemónica.

Para lograr sus objetivos, explicó Miguel Ángel, el Foro Social Mundial retoma la propuesta que Boaventura de Sousa denomina como una epistemología del sur. Este tipo de operación epistemológica realizada por el Foro Social Mundial, logra su concreción a través de dos procesos: una sociología de las ausencias y una sociología de las emergencias. Ambos procesos cuestionan a la monocultura racionalista a través de sus postulados esenciales: el saber y el rigor, la concepción del tiempo lineal, la naturalización de las diferencias, la idea de lo universal y lo global, y la productividad capitalista y la eficiencia.

La sociología de las ausencias postula que “lo que no existe es una producción activa”, esto es, la no existencia se produce siempre que se descalifica, se haga ininteligible e invisible. Nuestro ponente señaló cinco modos de producir no existencia: 1) Ignorancia y falta de cultura; 2) El Sur primitivo y residual; 3) Inferior; 4) Local; 5) Improductivo. La sociología de las emergencias se fundamenta en los indicios de posibles experiencias futuras que se manifiestan como tendencias y latencias. Al enfatizar lo posible se revela la totalidad inagotable del mundo: el no (carencia de algo y voluntad de superarla) y el todavía-no (posibilidad de lo incierto). En este sentido, explicó Miguel Angel, la posibilidad es el motor del mundo: sea como carencia (manifestación de lo que falta), tendencia (proceso y significado) o latencia (lo que va adelante del proceso).

En suma –concluyó Miguel Ángel- la sociología de las ausencias y de las emergencias tiene una dimensión ética y una objetividad subjetiva. La sociología de las ausencias recoge las experiencias y la sociología de las emergencias recoge y radicaliza las expectativas, con base en posibilidades y capacidades reales. Sólo la sociología de las emergencias da nuevo significado a las expectativas: señales y pistas de posibilidades concretas y radicales; reinvención de las emancipaciones sociales, frente al futuro predeterminado por la racionalidad científica hegemónica.

No hay comentarios.: